Artículo para Sappiens Comunidad de Conocimiento, publicado en 2001.
Técnica de la fotografía dental
|
Es ésta una especialidad casi nunca ejercida por fotógrafos profesionales, sino que son los propios médicos estomatólogos, odontólogos y técnicos en prótesis dental, los encargados de sumergirse en el apasionante mundo de la fotomacrografía.
Introducción
En el ámbito de la fotografía aplicada a la medicina dental debe distinguirse con claridad entre dos áreas bien definidas de actuación:
-
1. Fotografía clínica, caracterizada por llevarse a cabo en la boca del paciente, lo que limita el punto de vista de la cámara al permitido por la abertura del arco labial.
-
2. Fotografía de prótesis dentales en el laboratorio, de realización externa al paciente y con características similares a cualquier fotografía de producto, aunque utilizando la técnica de la fotomacrografía.
La aplicación de la fotografía a estas actividades viene determinada por la necesidad de disponer de documentos visuales fidedignos que cubran el desarrollo total de un tratamiento, es decir:
- "antes" - con el aspecto, previo a la intervención, que presenta el paciente.
- "durante" - registrando las distintas fases de actuación.
- "después" - que representará el resultado obtenido tras todo el proceso.
Esto es particularmente importante en tratamientos prolongados, como pueden ser los de ortodoncia, o no tan prolongados, como los de estética dental. Y en el caso del laboratorio de prótesis, el objetivo es mostrar las características de una pieza o conjunto y también ilustrar la evolución del proceso de construcción de los mismos. Cada vez más, la adecuada documentación gráfica es utilizada de forma rutinaria por los profesionales del campo dental, no sólo como método de archivo o como soporte a comunicaciones y presentaciones científicas (artículos en revistas y ponencias en ferias y congresos), sino incluso por razones derivadas de las responsabilidades legales en que pudieran incurrir.
El equipo
Tanto en la fotografía clínica como en la de laboratorio dental se utiliza un equipo especializado para la fotografía de aproximación. Existen en el mercado cámaras construidas adrede para uso dental (y oftalmológico), compuestas de un cuerpo de cámara, un objetivo macro de distancias focales de entre 90 y 105 mm, y un flash anular. Tanto el objetivo como el flash pueden ser fijos o desmontables y además suelen disponer de lentes adicionales de aproximación. Estos equipos tienen la ventaja de su facilidad de manejo y su relativa poca aparatosidad, por lo que resultan adecuados en fotografía clínica. Sin embargo, cualquier cámara réflex de buena calidad puede prepararse para obtener los mismos resultados, e incluso ganar en versatilidad, sobre todo en la fotografía de prótesis en el laboratorio.
Así, para adecuar un equipo a la fotografía dental, es suficiente un cuerpo de cámara réflex de 35 mm, un objetivo macro de entre 60 y 105 mm de distancia focal, y uno o dos aparatos de flash que situaremos en la posición que más nos convenga por medio de un soporte de mariposa (accesorios imprescindibles son los cables de flash con contactos de control TTL). Esta opción es tanto más factible cuanto que hoy es improbable encontrar un hogar en el que no exista una cámara de estas características que podamos utilizar. Las lentes de aproximación adicionales, los duplicadores macro y los fuelles de extensión, así como reflectores, difusores y fondos, pueden ampliar enormemente el campo de creación de una fotografía.
En la actualidad es imprescindible, por supuesto, hacer mención expresa de las posibilidades de la fotografía digital.En este aspecto, definiremos tres tipos de cámaras susceptibles de utilización, con metodología y resultados bien distintos:
En primer lugar, las cámaras profesionales, que son adaptaciones para captación digital de cuerpos de cámara réflex convencionales. Su modo de empleo no difiere de las cámaras para película y aceptan prácticamente todos los accesorios de éstas, por lo que pueden formar parte de un sistema mixto (es factible tener un cuerpo de cámara para película y otro digital con los mismos accesorios, posibilidades y forma de uso, siempre que sean de la misma marca, claro). Las diferencias apreciables entre una y otra vienen determinadas por:
- a) el precio, que es superior, de momento, en los cuerpos de cámara digitales(aunque luego no hay que gastar en película y revelados).
- b) la resolución, puesto que para que una imagen digital tomada con estas cámaras tenga una definición similar a una diapositiva de 35 mm se necesitan más de seis millones de pixeles reales (casi estamos llegando a ello).
- c) el índice de multiplicación que sufren los objetivos, producido por el menor tamaño del ccd respecto al formato de la película (según la marca del sistema, un objetivo de 50 mm se convierte en un 75mm).
En segundo lugar, las cámaras digitales "domésticas". En esta denominación, un poco imprecisa, incluiremos todas aquellas cámaras que no disponen de la capacidad de intercambiar sus objetivos, por lo que tampoco admiten accesorios específicos para fotomacrografía (excepto lentes de aproximación). Son cámaras que permiten -con excepciones - una utilización limitada en fotografía dental, sus resoluciones están entre 1.2 y 3.3 megapixels y los precios son semejantes a los de un buen cuerpo de cámara réflex.
Por último, una tercera categoría la forman las cámaras intraorales, especiales para clínica. Su gran baza es la facilidad de manejo, determinada por su pequeño tamaño y su automatismo, que las hace aptas para explorar el interior de la boca del paciente y llegar a obtener puntos de vista que con una cámara normal exigen el dominio de una técnica mucho más depurada. Sin embargo, hay que recordar que la función básica de este tipo de instrumentos es, precisamente, la exploración, y que la consecución de imágenes es una opción añadida. El uso de tecnología de vídeo y resoluciones mínimas, hacen que esté fuera de lugar la comparación con otros sistemas. Por otro lado, se integran perfectamente en el entorno de trabajo de la clínica y en los procesos de gestión informáticos, con un precio elevado, eso sí.
La técnica
La fotografía dental basa sus principios en las leyes más fundamentales de la fotografía de aproximación, en la que en muchos casos el factor de ampliación viene determinado por el propio motivo. En la fotografía clínica se suele utilizar la siguiente tabla de relaciones de ampliación:
- 1:15. Cabeza y hombros.
- 1:10. Cara entera.
- 1:2. Boca entera.
- 1:1,2. Cuadrante oclusal o 6 dientes anteriores.
- 1:1. Aproximación.
En cuanto a la fotografía de modelos de prótesis, la escala es más libre, en función de la necesidad concreta. Pero en ambos casos, el trabajo estará sujeto a las premisas de la fotomacrografía, es decir, mínima profundidad de campo, enfoque crítico y un control delicado de la luz.
Original y copia
A lo largo de diversos seminarios de fotografía para profesionales del área dental, se planteó como uno de los factores causantes de mayor decepción el observar que no existe una relación fidedigna entre el original físico y su correspondiente reproducción fotográfica, tanto en lo que respecta a coloración, como a textura y transparencia. La pieza dental, por sus características, es un objeto translúcido que presenta, en sus distintas capas, una variedad de colores y texturas que le dan singularidad. Por ello, el protésico pretende, al construirla (y el médico dentista al implantarla) cuando menos que sea lo más parecida posible a las originales. Así, es fácil reconocer que una fotografía debería guardar también la mayor semejanza posible con la realidad. Para conseguirlo deberemos tener especial cuidado en seleccionar el soporte - la película - adecuado para esa fotografía, y procurar que la luz utilizada en la exposición tenga la calidad y la dirección convenientes.
De nuevo hay que hacer, aquí, una mención a la fotografía digital. Al no existir físicamente la imagen, su contemplación final dependerá siempre del periférico escogido para mostrarla, y éste, ya sea monitor o impresora, puede estar configurado de muy diversas formas. Por ello, la misma imagen puede verse con distinta coloración en monitores distintos, o producir copias diferentes en diferentes impresoras (e incluso en la misma, si el modo de impresión se configura distinto).
Elección de la película
Existen en el mercado varios tipos de película, de distintos fabricantes, entre las que tendremos que escoger las que ofrezcan una mayor fidelidad de reproducción a nuestros originales. Sin la menor duda, debemos inclinarnos por las transparencias o diapositivas, ya que el negativo color requiere el posterior copiado a papel, con lo que, al no tener el laboratorio referencia real, es mucho más difícil que la imagen final se corresponda fielmente al original, a menos que para el copiado se disponga de la propia pieza como muestra, cosa francamente improbable.
Siempre resulta interesante revisar las características de respuesta cromática de las películas que ofrecen los propios fabricantes. Como orientación de referencia, la película escogida debe tener una respuesta al color lo más neutra posible, sin potenciar ninguna de las bandas del espectro (en fotografía clínica hay que tener especial cuidado con películas que intensifican el rojo, pues es un color muy presente en el entorno), para que la imagen sea fiel al original. En última instancia, procederemos a comparar nosotros mismos, en condiciones controladas, varios tipos de películas profesionales hasta encontrar la que nos satisfaga, sin olvidar que el revelado de nuestra película debe ser confiado a laboratorios de probada calidad. Una serie de pruebas al principio, nos dará la capacidad de interpretar después cualquier nueva situación fotográfica.
Control de la luz
De nada sirve utilizar la mejor película del mercado y disponer de un buen equipo fotográfico si nos olvidamos de que "fotografiar" significa "escribir con luz". Así, la clave de un resultado óptimo reside en la luz que impresionará la película, de la que hay que resaltar tres factores importantes: calidad, cantidad, y dirección. Por las características de la fotografía a realizar, la mejor fuente de luz que podemos utilizar es el flash electrónico. Es una luz controlable en cantidad y dirección, y constante en su temperatura de color (calidad), manteniéndose equilibrada para las películas de luz día. Cualquier cámara moderna suele estar provista de medición y control TTL del flash, que deja de emitir luz cuando el sensor situado (en teoría) en el plano de la película detecta que ha recibido la suficiente. Este sistema, válido en muchos casos, debe chequearse en relación a la fotografía que hay que realizar, y utilizar el compensador de exposición si fuese necesario. Hay que tener en cuenta que el sujeto es un material de delicada coloración y de textura sutil, muy brillante, y que en fotografía clínica además está húmedo. Por lo que es conveniente prestar especial atención a la dirección de la luz, de forma que se minimicen los reflejos indeseables y resalten las texturas y colores, ya que de ello depende el que se obtenga una buena e interesante fotografía.
En el caso de que dispongamos de una cámara con flash anular, y suponiendo que sea posible separarlo del barrilete del objetivo, podemos situarlo en uno de los laterales del sujeto (también podemos sustituirlo por uno normal), compensando la diferencia de luminosidad con un pequeño reflector o con otra unidad de flash; un soporte, simple o doble, nos permitirá disponer de un sistema cómodo y relativamente elegante (no hay que asustar al paciente). Con el flash lateral se evitan los reflejos directos de las piezas dentales a la cámara, al mismo tiempo que resaltan textura y coloración. Si la cámara no permite separar el flash del objetivo, la mejor solución consiste en utilizar un anillo difusor delante del tubo de destello, y buscar con una leve inclinación del eje óptico que éste NO coincida con la trayectoria de rebote de la luz. Con un equipo convencional, podemos configurar uno o dos pequeños flash a los lados del objetivo.
En fotografía clínica, existen situaciones con poco margen de maniobra: por ejemplo, al realizar fotografías de las muelas posteriores, el ángulo de entrada de la luz dentro de la boca estará bastante cercano al eje óptico, por lo que un flash de pequeñas dimensiones aún nos permitirá un cierto control sobre el volumen. Otra de las situaciones típicas es cuando hay que fotografiar a través de un espejo colocado dentro de la boca; al dirigir el haz de luz del flash hacia la pieza en lugar de hacia el espejo, se obtienen mejores resultados.